Entre las muchas caras de Japón que occidente ignora, se encuentra, increíblemente desapercibida, la de la prostitución masculina. Pero no la homosexual, que también la hay como en cualquier lugar, sino la que sirve a las mujeres. Estamos hablando del gigoló o el host de Japón.
El Host
Atender a las fantasías románticas femeninas es una profesión que motiva a muchos jóvenes ambiciosos a entrar en el mundo del hosting. Con edades comprendidas entre los 18 y los 30 años, vienen a buscar trabajo a estos clubes con el fin de ganar dinero, para, por ejemplo, costearse su educación, pagar las deudas propias o de la familia, hacer planes para el futuro, etc. Mediante el uso de sus cuerpos, sus caras y su apariencia consiguen un nivel de vida que jamás les daría una empresa corriente trabajando de 9 a 5. Muchos chicos, después de estudiar una carrera universitaria, deciden que su futuro esta en el hosting en lugar de en una empresa.
Algunos de estos jóvenes son celebridades, apareciendo en la televisión, escribiendo libros e incluso asesorando a los mejores hombres de negocios sobre cómo crear un argumento de venta convincente.
El canon de belleza moderno exalta el carácter andrógino del hombre, con el cabello siempre largo y con frecuencia teñido, con cortes en capas y mechones estudiados que caen por la cara imitando los personajes del manga. Para vestir, por lo general llevan traje negro y camisa (el traje blanco está reservado para el host nº 1, o un host en el día de su cumpleaños), y zapatos o botas de cuero puntiagudos, además de diversos accesorios de moda para atraer la atención de las clientes. Los hosts pueden gastar más de 750 € mensuales en ropa. Por otra parte existe un día llamado «día de su propia ropa (shifukudee 私服 デー) durante el cual los chicos pueden vestir de manera informal. Recientemente, clubes de gigolós donde los chicos se visten con ropa de «todos los días» han surgido y su éxito aumenta más y más cada día.
Convertirse en Host
Cuando la clienta llega al bar, en primer lugar, se le da un catálogo con una foto de cada chico en una especie de “menú de hombres” (menyû otoko 男 メニュー) Hay varias categorías de chicos, por lo que la cliente tiene la opción de elegir su tipo preferido de hombre (chico malo, afeminado, romántico, cómico). Los hosts adoptan el nombre de un personaje histórico, o de manga o anime, con el que se identifican para reflejar su personalidad. Es normalmente la personalidad la que determina la elección final del chico, por encima de la belleza. Las damas toman sus decisiones y, finalmente, pueden «pedir». La primera visita es gratuita, y pueden “probar” un rato con todos los que quieran. Pero en la segunda visita, debe elegir sólo uno. Este «host asignado» por lo tanto, recibe un beneficio por todo lo que consume su cliente en el club. Sin embargo, una regla muy importante entra en juego una vez que la cliente ha hecho su elección: el gigoló se convierte en su «host designado» y ya no tiene el derecho de cambiar (a menos que tenga razones válidas). Si la cliente muestra interés por otro chico que no sea su asignado, no está bien visto y se considera casi como una traición. Un host puede tener más de 30 clientes.
Los hosts más solicitados pueden ganar hasta 5.000 dólares al mes, sumando el relativamente pequeño sueldo fijo a un porcentaje de las bebidas consumidas por las clientas. Entre ellos, la competencia es dura, porque los hosts más populares pueden ganar hasta decenas de miles de dólares al mes. Por supuesto, cuanto más consuma la cliente, más dinero para el host, por lo que el propósito del gigoló es motivar tanto como sea posible a su cliente para que beba. Para ello, el chico debe ser lo más atento que pueda con su dama: encenderle el cigarrillo, tener una conversación interesante, escucharla, divertirla, hacer que se sienta valorada etc. Para ser un buen host el chico debe ser totalmente sumiso a su cliente. Pero a medida que el host va ganando popularidad y entra en el ranking de los mejores, pasa de ser «esclavo» a «rey».
A pesar de todas las atenciones que la cliente recibe, el sexo con el host ocurre en contadas ocasiones. Algunos hosts muy populares pueden permitirse sexo con sus clientas sin perderlas, pero para el host medio tener sexo con la cliente puede poner en peligro su trabajo, ya que puede que ella, satisfecha tras conseguir su objetivo, cambie de club en busca de otro chico. Por esta razón los hosts evitan el sexo a toda costa, aunque a veces los chicos son tentados por sus clientas habituales.
El «Nanpa»
Los hosts trabajan de lunes a sábado. Si una hora después de la apertura no hay ningún cliente, los hosts recurrirán al Nanpa (ナンパ) (arrastre): se van del club a la calle, y pasean por los alrededores en busca de clientas, llamando la atención de las chicas que pasan con señas y repartiendo catálogos del club, con descuentos e invitaciones. Estos folletos informativos exponen a todos los chicos que trabajan en el club, especificando los diferentes rangos y popularidad. Cada chico tiene junto a su foto sus datos personales, como altura o signo del zodiaco, y su seudónimo ayuda a las chicas a hacerse una idea de su personalidad.
Aspectos Negativos del Trabajo de Host
Aunque en algunos clubes se realizan constantes castings para seleccionar a los mejores chicos, cualquiera puede convertirse en un host, por lo que no siempre es necesario tener un físico de ensueño para ser contratado en uno de estos clubes. Sin embargo, aquellos jóvenes con un físico menos atractivo lo tendrán más difícil para trepar y crearse buena fama entre las visitantes, y como el sueldo del host va en base al consumo de sus clientas, su salario será muy bajo y por lo tanto «el host poco popular» eventualmente podría resignarse y dejar la profesión.
Pero la realidad acaba siendo más difícil de lo que muchos chicos esperaban. Después de varios meses en el negocio, algunos jóvenes han sido incapaces de hacer que ninguna cliente volviese para estar con ellos y su vida está lejos de ser glamorosa. Puede que vivan en zonas algo deprimidas y ganen sólo 4.000 yenes por noche; algunos no pueden permitirse el lujo de tomar un taxi a casa después de que el club cierre alrededor de la una de la madrugada. Aún así, las esperanzas de estos chicos siguen siendo altas. Para muchos su sueño es ser “el número uno”.
El trabajo de host en Japón es, evidentemente, un trabajo muy difícil física y moralmente.
Físicamente porque los host beben mucho mientras trabajan, cuando la cliente compra una botella ellos deben beber hasta vaciarla, ya que beben a la salud de la mujer. Si el chico está demasiado borracho y se siente mal, entonces va al baño y vomita, y tras una breve pausa vuelve a la escena. Así que, con esta rutina, el hígado y la salud en general se resienten.
Moralmente ya que el objetivo de esta institución es vender sueños, ofreciendo diversión y amando a mujeres de forma «virtual». A través de lo que se conoce como «mentira galante», los hosts suelen cambiar de personalidad de acuerdo a su próxima cliente si prefieren un rasgo particular. Algunos chicos incluso dejan de creer en el amor después de ejercer esta profesión.
El Estigma
Cuando un host se hace muy popular en un club, es muy difícil que dimita. Si intenta dejar el club y encontrar otro tipo de trabajo, lo mejor es esconder que ha trabajado anteriormente como host, pero podrían hacerle chantaje. Aunque para algunas empresas, como las del mundo de la moda, las ventas, la peluquería o el cine, este detalle no es un problema.
Los Clubs
Los clubs de hosts forman parte del Mizu Shobai o «mercado del agua» (eufemismo tradicional para el negocio del entretenimiento nocturno en Japón). En el pasado tenían mala reputación, pero con el tiempo estos mujeriegos de carrera y los clubes en los que ejercen su oficio (hosuto kurabu ホスト クラブ) han sacudido este estigma negativo. Ahora, muchas mujeres jóvenes y de edad madura consideran estos clubes como algo positivo y de moda. Cientos de estos clubes han surgido en Kabukicho en Tokio y otras zonas del centro, donde gozan de un negocio exitoso incluso con el desafío de la recesión.
El primer club de hosts japonés abrió en Tokio en 1966. Hay clubes en los lugares más populares de Japón, principalmente Kabukicho 歌舞 伎 町, Umeda 梅田, Shibuya 渋 谷 o 难 波 Namba en Osaka 大阪.
El Smappa es uno de los más famosos clubes de hosts del Red Light District de Kabukicho, en Tokio. Inaugurado en 1996, lleva muchos años dando empleo a hombres jóvenes, para acomodar y satisfacer los deseos de una clientela exclusivamente femenina.
Normalmente la primera noche no se paga para las nuevas clientes y el sistema tiene como objetivo fomentar que las mujeres vuelvan. Pero en otros clubes más lujosos la primera vez puede costar alrededor de 3000 yenes (unos 23 €) incluyendo bebidas básicas. A partir de la segunda noche, el host asignado entra en juego y, por tanto, la mujer debe pagar su compañía, que suele costar una media de ¥ 5,000 (~ 38 €) por hora, 3.000 yenes (~ 23 €) para reservar una mesa y ¥ 7,000 (~ 53 €) para una mesa VIP.
El interior de los bares está cuidadosamente diseñado, todo debe ser perfecto y lo más cómodo posible para asegurarse que la cliente está a gusto. Suele haber confortables sofás de cuero y luces tenues colocadas estratégicamente para crear una atmósfera de ensueño.
Jerarquía
Muchos clubes de gigolós tienen a Yakuza como dueños. En la jerarquía del club, hay un «jefe» que es el propietario, a menudo un Yakuza, uno o dos gerentes, y luego los host, comenzando con el nº 1, -el más popular- hasta el más principiante. Un host popular, que ha hecho una buena carrera, podría abrir su propio club, mientras que otros solicitan la ayuda de los Yakuza para convertirse en propietarios.
El Champán Call y el Champán Tawa
Cada vez que la clienta compra una botella de champán y paga una ronda, se realiza el «Champán Call» (Shanpan coru シャンパン コール). Para este ritual, todos los hosts se reúnen alrededor de una mesa o escenario para abrir la botella, montando una especie de show en el que charlan o cantan liderados por un host que habla por un micrófono. Primero bebe la cliente de la botella, luego llega el turno de su anfitrión oficial y finalmente todos los demás hosts. Cuando beben se colocan una toalla debajo de la barbilla para evitar mojarse. Este ritual varía bastante de un club a otro.
En ocasiones especiales, se realiza la “torre de champán” (Shanpan Tawa シャンパン タワー). Para este ritual, los vasos son colocados en una pirámide y el champán se vierte en el vaso en la parte superior de modo que se extiende de vaso en vaso hasta llenar todos. Una torre de champán requiere al menos seis botellas, pero para una gran pirámide de siete filas de vasos, puede ser necesario 20 botellas. El precio a pagar para disfrutar de esta torre de champán es 1 a 2 millones de yenes (alrededor de 7500-15 € 000) en función de la calidad de champán seleccionada.
El precio de un consumo mínimo es de 1000 yenes (~ € 7.50), y puede alcanzar hasta 3 millones de yenes por una botella de champán. Los vinos y el champán franceses son generalmente las bebidas más consumidas. Si la cliente no tiene suficiente dinero, puede apuntarlo a su cuenta y pagar otro día (掛け売り). Para ello, se hace una copia de la tarjeta de crédito de la clienta, y se apunta su dirección y número de teléfono. En este caso, es el host el responsable de cobrar.
Las Clientas
En Occidente nos suele sorprender que una mujer gaste dinero para obtener los servicios de un hombre. Esto suele ocurrir por que nos parece imposible que una mujer esté “desesperada” por la compañía masculina, actitud que en nuestra cultura pertenece más bien al hombre, el cual se “desahoga” con prostitutas desde tiempos inmemoriales.
Pero hay que tener cuidado con la interpretación que hacemos de las clientas japonesas de los clubes de hosts; podríamos estar aplicando una perspectiva occidental, o lo que es lo mismo, cometiendo el error de ser etnocentristas. El extremo oriente, es obviamente, una cultura lejana a la nuestra y muy diferente. Debemos pues entender las influencias que han llevado al nacimiento del fenómeno del host en Japón. Entre las más importantes, encontramos el concepto de masculinidad y la industria del manga y el anime.
Por un lado, Japón carece de la frase “el hombre y el oso cuanto más feo más hermoso”. La propia fisonomía de los varones nipones -de piel tersa, casi imberbes, esbeltos y no muy grandes- y sus costumbres elegantes y respetuosas, convierten al hombre japonés (y al oriental en general) en susceptible de ser muy hermoso. Podría decirse que no hay tanta diferencia física entre hombre y mujer como en Occidente.
Por otro lado, la industria del manga y el anime son conocidas por crear héroes y personajes masculinos atractivos para las mujeres, con tendencia a la androginia y la sensualidad.
Todo esto permite a los japoneses poder sentirse atractivos y exhibirse como objetos de belleza delante de las mujeres sin ningún tipo de prejuicio.
Mujeres en Busca del Chico Ideal
La edad promedio de las clientas es de 25 a 40 años y casi siempre son japonesas, aunque excepcionalmente algunas extranjeras visitan los clubes.
Existen tres tipos mayoritarios: mujeres casadas y ricas, prostitutas que acuden para encontrar consuelo al pasarlo mal en su propio trabajo y las groupies de hosts, chicas muy jóvenes que no dudan en ahorrar para poder permitirse a su chico favorito.
En cualquiera de los tres casos, el procedimiento es el mismo: la mujer idealiza a su chico, lo busca y lo elige en un menú a la carta. Incluso el chico se esforzará por ser como ella quiere que sea, por complacerla al máximo. Con lo cual, observamos que la mujer acude en general para soñar, para construir un mundo virtual perfecto que además la divierte y le hace olvidar las penas. El host se convierte en su animador personal, en un personaje de manga de carne y hueso que le dice lo que quiere oír. Pero a diferencia del mundo real, aquí el sexo no es importante, de hecho está casi prohibido y en muchos casos termina siendo un problema. Por eso mismo la tensión sexual entre host y clienta se mantiene en un pulso difícil, cosa que acrecienta la pasión.
En ocasiones, los hosts también reciben visitas de hombres homosexuales, cosa que no supone ningún problema.
Prensa, TV, Manga y Anime Relacionados
Muchos hosts utilizan la revista Mens Knuckle como referente, para mantenerse al tanto de noticias relacionadas con los clubes o seguir la moda de nuevos cortes de pelo.
Las series televisivas Jotei, Yaoh, Teioh, Giragira y Vampire Host tratan el tema de los hosts en Japón.
The Great Happiness Space: Tale of an Osaka Love Thief (El gran espacio de la felicidad: la historia de un ladrón del amor en Osaka) es un documental dirigido por Jake Clennell en el 2006, que describe un club de hosts en Osaka. Los hosts y sus clientas son entrevistados acerca de la naturaleza de estos clubes y de las razones de las mujeres para visitarlos.
El manga y la animación Ouran High School Host Club lo refleja con humor.