Usar un estereotipo, para romperlo. Es lo que hace Toyota en este anuncio. Al principio, la imagen es típica; una modelo rubia entra en escena -quizá demasiado delgada hay que añadir- pero nada nos hace sospechar de su género hasta que se gira. No tiene pecho y… tiene paquete.
Bravo por Toyota por elegir al bellísimo modelo ukraniano Stav Strashko para vender un coche. Su androginia y belleza son un chorro de agua fría para el machista, sexista y atrasado mundo del marketing automovilístico que nos tiene tan aburridos.