Homosexualidad, adulterio y divorcio han sido considerados como desviaciones por las religiones posteriores. Pero en Egipto, los valores sexuales parecían más relajados.
Una de las claves reside en las características geoclimáticas del país. La vida en Egipto era precaria. Las sequías, frecuentes. La mortalidad infantil era muy alta; la fertilidad de la tierra y de sus habitantes, una preocupación constante. Los egipcios no podían ser restrictivos ni siquiera en materias sexuales.
Todas las representaciones de la actividad sexual son positivas. Son consideradas fuente de creación, fertilidad, y en muchos casos de protección. Nunca se contemplaba desde un punto de vista negativo. Basándonos en la imaginería y los relatos mitológicos, podemos afirmar que la sexualidad era una parte esencial del día a día, y que no se limitaba a una esfera de intimidad o clandestinidad como ocurre ahora. A pesar de que sería un error contemplar esta sociedad como una utopía sexual, habría que enfatizar el hecho de que se trata de una cultura de hace varios miles de años.
Siempre se ha sabido que los faraones y reinas del antiguo Egipto practicaban el incesto, el adulterio y las demostraciones públicas de sexualidad. Además, se están descubriendo evidencias de que la sexualidad era indispensable para toda la sociedad egipcia.
El faraón Ramsés II, se casó con infinidad de princesas que llegaron de tierras lejanas. Se casó también con su hermana y tres de sus propias hijas. Se dice que fue padre de más de cien hijos. Una de las tareas fundamentales de Ramsés, era garantizar que los dioses trajeran fertilidad a la tierra y al Nilo. Durante una ceremonia anual, se masturbaba en el agua. La fertilidad del faraón estaba estrechamente ligada con el éxito de la cosecha. Para el pueblo, la potencia sexual del faraón -su dios en la tierra- era igualmente importante, porque creían que era el sexo lo que había dado lugar al mundo.
El sexo como principio fundamental
El antiguo Egipto fue una tierra mágica y sensual en la que el sexo era el origen de todo. Incluso del propio universo.
El primer poder del universo, el ser supremo Atum, surgió de la noche de los tiempos. Se masturbó y se convirtió en el dios sol, Ra. Su semen dio nacimiento a los primeros seres divinos, Shu, el dios de la luz y el aire, y su hermana Tefnut, la diosa de la humedad. Su vagina creó el rocío de la mañana. Su amor incestuoso, creó a Nut, el cielo y Geb, la tierra.
En el papiro de arriba se puede ver una viñeta del cosmos, en la que el cielo de la noche, representado como una diosa, está postrada sobre el dios de la tierra, y la auto-regeneración de la fertilidad de la tierra está representada por una autofelación del rey, dando pie a una escena que hoy en día sólo se daría en el género pornográfico.
Para los habitantes de Egipto la vida era mucho más sencilla que para el faraón. No obstante, el sexo no era un tema tabú y es probable que no se ocultara ni a los propios hijos. Hay imágenes en las que se observa una pareja teniendo sexo en presencia de niños. Lo que nos indica que el pudor de ocultar el sexo a los infantes es una concepción posterior y occidental.
Por otra parte, en Egipto la depravación sexual no estaba criminalizada. Ante casos de adulterio, por ejemplo, adoptaban una actitud muy práctica, pensando que lo que era tan común entre humanos no merecía el castigo de la muerte.
Entre los egipcios, el divorcio era tan frecuente como el matrimonio. Era normal que la gente se casara tres o cuatro veces. Hay casos de mujeres que se casaban con varios hombres y tenían relaciones paralelas. El concepto de matrimonio era muy informal. Lo llamaban «encontrar casa juntos». No había ceremonia, simplemente vivían con su pareja.
Los antiguos egipcios eran tan liberales que no parecían preocuparse por la virginidad. Lo que primaba era que la gente fuera fértil, todo residía en la potencia sexual y la fertilidad, con lo cual no se discriminaba o se regulaba a las personas respecto al sexo.
En el hermético mundo de la corte del faraón, se llegaba a pensar que incluso los dioses mantenían relaciones homosexuales. En palabras del Doctor Richard Parkinson, del Museo Británico:
Es posible que la primera frase coqueteo de la humanidad apareciera en un papiro. Uno en el que un dios trata de seducir a otro. Es una de las primeras situaciones de flirteo homosexual de la historia del mundo, donde un dios llega a decirle al dios Horus, «me encanta tu trasero». Al igual que con el adulterio, hay gran cantidad de referencias a la homosexualidad en los textos literarios del antiguo Egipto. Existe una tumba en Saqqara, de dos hombres que eran los peluqueros de uno de los reyes del antiguo Egipto, y siempre se ha pensado que mantenían una relación.»